La Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó, de manos de su presidente Josep M. Queraltó, y en presencia del artista plástico
hispano-brasileño, Otto Cavalcanti, hizo entrega de una litografia a Lourdes
Cirlot, vicerrectora de Relaciones Institucionales y Cultura de la Universidad
de Barcelona (UB), el pasado 26 de noviembre, en el despacho
de la vicerrectora en la UB.
La litografía, en la que aparece
la figura espectacular de Sant Jordi luchando con el dragón, es el número 100,
de una serie de 100 y pasará a formar parte de los objetos y obras que tiene el
museo virtual de la Universidad de Barcelona en la actualidad.
Un artista innovador
Nacido en Itabaiana (Paraiba), en
el noroeste de Brasil, Otto Cavalcanti se inicia pictóricamente como grafista e
ilustrador publicitario en Río de Janeiro en 1952. En esa época sus retratos
están muy influenciados por Modigliani y por un peculiar estilo puntillista.
Sus temas iniciales favoritos, que perdurarán a lo largo de su dilatada
carrera, son la música, el movimiento, la robótica, las formas geométricas y la
naturaleza esplendorosa con su fauna y su flora.
En 1963 inicia su aventura
europea. Pinta y expone en Madrid, Londres, Paris -Grand Palais- y se instala
finalmente en Barcelona a mitad de la década de los setenta, donde se consolida
artísticamente. Se relaciona con artistas e ideólogos del movimiento el Dau al
Set y entra en contacto con el mundo de la Gouche Divine, y la bohemia
de Bocaccio.
Nos encontramos ante
un artista inquieto, que necesita estar en constante acción. Le gusta trabajar
siguiendo los dictámenes de su estado anímico, con serenidad y sentido
auténticamente plástico. Desde sus primeras pinceladas, dos hechos han marcado
su trabajo, un procedimiento inquebrantable que ha guiado el conjunto de su
obra y la búsqueda de la innovación, tanto en el contenido de su arte como en
la forma y soportes del mismo.
De él
han dicho:
Venera el cromatismo y sabe como hacerlo para
ir creando dentro de la composición un arco iris de ritmos visuales, como en un
gran puzzle, donde todo encaja a la perfección. Así, bajo el racionalismo, se
le nota el dominio, cuando hay, por ejemplo, una cierta ironía en la figura
humana. Allí renace el dominio de Otto Cavalcanti.
Modest Cuixart, artista plástico, Girona 2003, Bonart. El demonio de Otto Cavalcanti.
La pintura de Otto Cavalcanti está despojada
de toda influencia convencional derivada de la sociedad contemporánea. Las
suyas son formas que reflejan pureza, libertad y plenitud. Transmiten alegría
de existir. Todo ello lo consigue por medio de la metamorfosis y de la
geometría, ambas intrínsecas en la naturaleza, y cuyo lenguaje consigue captar.
Montserrat Blanch, escritora de arte y presidenta del Patronato de .
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