La prórroga de la exposición L’experiència màgica del cinema en el vestíbulo del Edificio
Histórico de la Universidad de Barcelona (UB) hasta el 28 de febrero, ha dado
lugar a la programación de dos nuevas mesas redondas en el Aula Magna de la UB,
la que se celebró el pasado 23 de enero, titulada Cortometrajes: ¿Misión imposible?, y la del próximo 10 de febrero, Actors: somriures i llàgrimes, que contará con la participación de
Emilio Gutiérrez Caba; Mercè Espelleta, directora de casting y actriz; Cristina
Calvet, abogada y asesora jurídica de la Associació d’Actors i Directors Professionals
de Catalunya (AADPC), y Sergi Cervera, actor. Falta la confirmación de Sergi
López.
Cortometrajes:
¿Misión imposible? contó con la participación de Agustí
Argelich, director de Filmets Badalona Film Festival; Pablo Menéndez, uno de
los fundadores de la distribuidora de Cortos Marvin&Wayne; Francesc Risa
vocal de la Junta Directiva del Col·legi Professional dy Sara Montalvo, actriz
y "coaching" para directores". Jordi S. Bonet fue el moderador.
Entre los asistentes a la sala llamó la atención el numeroso grupo de
estudiantes procedentes de la Escola de Mitjans Audiviosuals EMAV acompañados
de su profesor Vicenç Escribà, quien no es la primera vez que asiste a estas
mesas redondas.
La idea de hacer esta mesa
redonda surgió a raíz de la celebración de “El día más corto del año”, una celebración anual internacional (se celebra en 13 países europeos) que
tiene lugar el 21 de diciembre para promocionar el cortometraje
y favorecer el acceso a la cultura a través de proyecciones gratuitas.
El primero en
poner en marcha la mesa fue Agustí Argelich, quien antes de hablar del
tema central dedicó unas palabras a la exposición L’experiència màgica del cinema cuyas piezas históricas le recordó
cuando empezó a descubrir el cine a través del cortometraje y también afirmó “a
través de estas cámaras con toda la historia que tiene detrás me he acordado de
mis orígenes cuando empecé a rodar películas en 9.5mm y 16mm”. Abordando ya el
tema planteado hizo un retrato muy exacto del panorama actual del corto del
cual afirmó que es “el origen y la esencia del cine”. Mirando hacía otros
países europeos y el vecino, Francia, comentó que en esos lugares el cortometraje
recibe prácticamente la misma categoría que un largometraje “no sólo en
festivales sino a nivel de ayudas, apoyo y difusión”. Hizo referencias a la
celebración de “El día més curt” (“El día más corto”), el pasado 21 de
diciembre, que en Barcelona estuvo organizado por CPAC, Marvin&Wayne,
CI&VI Coordinadora de Festivals i Mostres de
Cinema i Vídeo de Catalunya y la Acadèmia del Cinema Català y la
colaboración de entidades del sector audiovisual catalanas: “entre todos fuimos
capaces de poner el cortometraje al alcance del gran público, dimos a conocer
que objetivos tenía aquella celebración”.
Destacó la importancia de los festivales de cortos que hay en todo el
mundo poniendo de ejemplo el de Mont-Ferrand “no es solo un festival también es
un mercado que mueve unos 14.000 cortos, dura unos doce días y el año pasado
tuvo unos 150.000 espectadores. No hay ningún festival de cine en el mundo, ni
Sundance, ni Cannes, ni en Donosti, Venecia, que lleguen a los 150.000 espectadores,
entonces eso quiere decir alguna cosa”. Como respuesta a la pregunta de si los
cortometrajes son misión imposible manifestó “yo diría que si y no porque, en
cuanto a medios, con una cámara pequeña, pocos recursos pero con mucha
imaginación, en dos minutos, tres minutos, puedes explicar una gran historia
que no explicarías en un largo. Lo difícil, lo imposible es a veces lo que
viene después”. Pero animó a los estudiantes que estaban en la sala, como
harían el resto de ponentes que fueran valientes a la hora de hacer un corto,
que no tuvieran miedo en experimentar “vosotros que estáis empezando a rodar
las primeras óperas primas, como decía Pablo, tiraros a la piscina, no tengáis
miedo de nada, ¿que es muy difícil el futuro del mundo audiovisual?, pues
seguro, también lo era hace 30 años”.
A continuación Pablo Menéndez tomó la palabra. Su primer
mensaje fue presentar la empresa de la que es uno de sus fundadores Marvin
&Wayne: “es una empresa que desde sus inicios la hemos enfocado en la
distribución de cortos. Todos los que la creamos, hace cinco años, somos
estudiantes de cine y descubrimos que la parte de distribución no se tenía tan
en cuenta, no se valoraba tanto y creímos que era el momento de lanzarnos a la
industria, a la vida real. Llevamos un catálogo de cortos españoles pero
también latinoamericanos y básicamente hacemos dos cosas, una es la creación de
la estrategia de promoción en festivales, pues como decía Agustín, lo
prioritario es hacer el recorrido de festivales, donde posiblemente los
compradores lo puedan ver, donde tengas una repercusión, donde vas a hacer tu
curriculum; y luego la gestión de ventas, que es un poco más complicado y que
depende de la primera parte, lo que hay que hacer es buscar ventanas donde se
pueda comercializar”. También recomendó a los que están empezando en el corto,
por la cercanía y sobre todo por la importancia, ir al festival de Clermont-Ferrand,
donde podrá ver que realmente hay una industria del corto, un mercado gigante
donde hay stands de mil países. Sobre los festivales para cortos añadió: “un
largometraje puede estar en cinco o seis festivales, un corto puede llegar a
participar en 300” .
También hizo una referencia a la exposición de cine de la Colección Josep M.
Queraltó que le hizo reflexionar que el corto fue la vanguardia del cine “lo
primero que se hizo en cine fue el corto. A mi me emociona cuando los
seguidores de los cortos dicen que estamos tan olvidados, deberíamos de ser
todo lo contrario, el cine es cine porque hubo cortos. Creo que realmente hay
muchísimo por hacer, por inventar y por descubrir. Nosotros estamos ahí,
poquito a poco buscando maneras de trabajar conjuntamente con el cineasta, con
el director, con el productor para que los trabajos llegen al mayor número
posible de público”. Su respuesta a si los cortos es una misión imposible,
reconoció las dificultades que supone en muchos casos tirar adelante los
proyectos, pero de ninguna de las maneras lo consideró imposible.
Francesc Risa, vocal de la junta directiva del CPAC, que
sustituyó a última hora al decano de la entidad, Francesc Llobet, defendió el
papel como colectivo aglutinador del Colegio de Profesionales del Audiovisual
en Cataluña. Pero antes también tuvo unas palabras de agradecimiento hacia la
Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó, por organizar la mesa
redonda y quiso hacer público “nuestra adhesión como CPAC en el proyecto que
tiene la fundación de creación del museo Aula de Cine”, comentario que desde la
entidad que preside Josep M. Queraltó se agradeció enormemente. Al igual que
Pablo, hizo una presentación de la entidad que representaba: “Para quien no
conozcáis el CPAC os diré que es una entidad independiente interlocutora entre
la administración pública y el sector audiovisual. Nosotros ponemos el acento
en las funciones más importantes. Defendemos el sector audiovisual de nuestro
país, intentamos dignificar la profesión en beneficio de la actividad de los
profesionales y que también sea en beneficio de la sociedad”. A partir de ese
momento pasó a enumerar los puntos más destacados del decálogo que tiene
publicado el Colegio. Entre éstos, ser un instrumento de autorregulación; la
garantía en lo que se refiere al desarrollo de la actividad profesional los
derechos fundamentales de las personas y por tanto del profesional con especial
atención a los derechos de libertad de expresión, de creación, de opinión y
crítica; o la defensa de la independencia profesional ante posibles presiones o
injerencias ajenas a los objetivos profesionales evitando el conflicto e
intereses y tráfico de influencias”. Asimismo, añadió que desde el CPAC se
organizan y coordinan seminarios, actos informativos y cursillos de formación,
de equipamiento profesional además de colaborar en proyectos como “El dia més
curt”, donde sus objetivos fueron acercar el cortometraje al gran público
difundiendo las obras en todos los lugares y sobre todo en todas las pantallas
posibles. Se quejó de la falta de unión en el sector audiovisual: “así las
cosas no crecen porque no las hacemos crecer”. Hizo hincapié en que tenía que
haber más crítica constructiva y compañerismo entre los profesionales. Para el
cortometraje a veces es una misión imposible, sobre todo si después de todo el
trabajo realizado no se consigue moverlo en ningún lado: “Habría que potenciar
más el sector, y ver que podemos aportar que no tiene que ser necesariamente
dinero puede ser otra cosa, infraestructura. Yo creo que el cortometraje es una
misión posible pero tenemos que hacerlo con ilusión y buscar la parte
positiva”.
La última en intervenir, pero no la menos importante, fue
la actriz y “coaching” de directores de actores, Sara Montalvo. Su aportación
al tema que se debatía fue desde el punto de vista artístico y lo hizo
explicando experiencias propias en los numerosos cortometrajes en los que ha
intervenido desde el año 2000. También dio las gracias a la Fundación Aula de
Cine Colección Josep M. Queraltó y a la Universidad de Barcelona por esta
iniciativa “tan necesaria”. En un arrebato de sinceridad, confesó haberse auto
invitado a esta mesa porque le hacía mucha ilusión compartir sus vivencias y
los conocimientos que ha obtenido del mundo del corto: “quería estar aquí
porque tengo que decir algunas cosas de este mundo que tanto me apasiona como
es el séptimo arte porque he vivido muy de cerca el mundo de los cortos y de
los festivales en todo el país”. Afirmó que es “muy importante saber que el
cortometraje es esencial como primer paso para poder profesionalizarse y estar
en el mundo audiovisual y el cine”. También consideró clave incentivar a las
empresas, instituciones y a todo el mundo para asegurar el futuro de los cortos.
Ella vivió la época de bonanza, en la que se hacían cortos de gran presupuesto
pero reconoce que, con ideas, aunque se tengan pocos recursos o cero recursos,
se puede tirar adelante un proyecto. También puso mucho énfasis en un proyecto
en el que está involucrada de dirección de actores, algo de lo que considera
que hay una carencia: “siempre he visto esta carencia en la dirección de
actores, de ayudar en este primer paso esencial para estar en el séptimo arte.
Es un trabajo en equipo, y es de gran importancia poder saber dirigir a
actores. Para mí fue un punto muy importante en mi vida, y me sentía
responsable de eso, de mejorarlo. He estado viajando por el mundo e intentando
aprender sobre la dirección de actores, para traerlo aquí”. Sara afirrmó que el
cortometraje es una misión muy posible y que los cortos son “una misión
especial para estar en el séptimo arte y para estar a la vanguardia
internacional”.
Después de las ponencias vino el debate, en el que hubo
una alta participación, tratándose aspectos de interés como las temáticas, la
financiación o el metraje de los cortos para participar en los festivales y
para su comercialización. Su duración es importante, por ejemplo, a la hora de venderlo
a las televisiones por el coste económico que conlleva, ya que se paga por
minutos. Pero lo más importante, todos coincidieron, con sus más y sus menos, que el cortometraje es una misión posible que en última instancia dependerá del que esté detrás de él y sepa moverlo.
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