Como si de una saga se tratara, el Aula Magna de la Universidad de
Barcelona (UB) acogió una cuarta mesa redonda relacionada con el séptimo arte, con motivo de la exposición "L'experiència màgica del cinema" que puede verse en el vestíbulo del Edificio Histórico de la UB hasta el 17 de diciembre. En
esta ocasión, tuvo lugar el 14 de noviembre bajo el título “Les institucions i
la indústria cinematogràfica” (“Las instituciones y la industria
cinematográfica”). Los ponentes fueron Montse Majench, directora de la Acadèmia
del cinema Català; Antonio Mourelos, presidente de la Academia Galega do
Audiovisual; Ana Arrieta, abogada y asesora jurídica de la ECAM (Escuela de
Cinematografía y del Audiovisual de Madrid), y Juanjo Caballero, profesor de la
ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya). Judith Colell,
vicepresidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematogràficas de
España excusó su ausencia unos minutos antes de iniciarse el acto por un
imprevisto de última hora. Josep M. Caparrós, catedrático de Historia
Contemporánea y Cine de la UB, actuó de moderador.
Montse Majench fue la primera en iniciar las intervenciones. Hizo una breve
presentación de la academia de la que recordó su juventud al crearse hace sólo seis
años. Afirmó que cuando se fundó el modelo en el que se inspiraron fue la
Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Explicó que existe
muy buena relación entre ambas instituciones habiéndose establecido entre ellas
acuerdos y convenios para promocionar e intercambiar las respectivas
cinematografías. A la hora de programar eventos como los premios Gaudí, que
celebrará su nueva edición el 2 de febrero de 2014, tienen en cuenta el calendarios
de la academia española para evitar conflictos de intereses. Con respecto a la
Academia Galega do Audiovisual también señaló la relación fluida existente
entre ambas. Recordó que durante el Festival Filmets de Badalona se acordó
pasar los cortos ganadores en los Premios Mateo de la academia audiovisual
gallega que entraron en concurso. Asímismo, en la sede de la SGAE de Barcelona
se pasaron gratuitamente el documental y el largometraje ganadores de estos
mismos premios. Destacó la importancia del intercambio de cinematografías entre
las academias y que para los espectadores es interesante ya que en un circuito
comercial no tendrían posibilidad de verlas. Con la Academia de cine de España
también tienen acuerdos similares, concretamente entre el premio Goya de honor
y el premio Gaudí de honor y hacemos unos homenajes respectivos en las
distintas sedes, recientemente el homenaje a Concha Velasco, se hizo en
Barcelona con el pase de la película "Pim, pam, pum, fuego", en
Madrid se hizo con Montserrat Carulla con el pase de “Surcos” en la sede de la
Academia española.
Antonio Mourelos también hizo una presentación de la academia que preside.
Aclaró que no es exclusivamente cinematográfica que nació con el objetivo de
englobar todo el sector audiovisual. Cuando se dirigen a la administración para
solicitar algo siempre se acercan en nombre del audiovisual, independientemente
de que unos se dediquen al cine o al medio televisivo. Hizo un breve repaso
histórico del audiovisual en Galicia. Recordó que en la década de 1980 la
relación que existía con la administración se limitaba a temas de subvenciones,
pequeñas productoras de cine que empezaban pedían ayudas a la Xunta de Galicia.
Eran un complemento a las ayudas estatales. Resaltó como fecha importante de la
historia audiovisual la del nacimiento de la televisión autonómica gallega
(TVGA) en 1985. Aseguró que marcó un punto de inflexión. A partir de entonces
se empezó a plantear hacer una producción propia hecha desde Galicia. Los
programas de ficción tardarían unos años en llegar. Destacó otra fecha clave
para el sector, fue en 1990, cuando el Parlamento gallego aprobó la Ley del
Audiovisual en Galicia, que considera el audiovisual como un sector
estratégico. Es a partir de ahí que se puede decir que la administración
política empieza a tomar cartas en el asunto y considera que el audiovisual,
con muy buen criterio, es un sector que se debe apoyar porque atrae dinero y
así sucede. Siguiendo con la cronología, Antonio explicó que durante esos años
empiezan las primeras subvenciones y se hacen las primeras películas y puso en
relieve una nueva fecha la de 1998, en la hubo alguien que consideró que se
podía hacer ficción para televisión y que podía llegar a los espectadores tan
bien o mejor incluso que la que se hacía a nivel estatal. Esto que para muchos
era una locura, impensable, un programa de ficción propio en gallego que se
dudaba que pudiera encajar en el público se hizo realidad con la serie “Mareas
vivas” que obtuvo un gran éxito de audiencia. Teniendo en cuenta que en aquella
época los índices se situaban entre un 19 ó 20 por ciento de share, "Mareas
vivas", llegó a tener el 42 por ciento de audiencia. Esta serie marcó un antes y después. La
televisión pasó a ser el motor que impulsaba el sector audiovisual en Galicia.
Otra fecha que quiso destacar es 1993 cuando se creó la Escuela de Imagen y Sonido
de Galicia, una escuela que nutre a todos los profesionales técnicos de
Galicia. La administración la apoyó totalmente. Se fomentaba mucho el
audiovisual desde el punto de vista industrial, se buscó crear un tejido
industrial y así fue hasta el 2008 cuando las elecciones las gana el PP, pero
el gobierno lo hace un bipartido, formado por el partido socialista gallego
(PSGA) y el bloque nacionalista gallego (BNG). Antonio Mourelos hizo hincapié
en que se produce un giro en las relaciones con la administración muy
importante. Si hasta entonces se hablaba de defender el sector audiovisual como
industria, a partir de entonces, sin dejar el aspecto industrial, se busca
potenciar más el talento y la creatividad sobre todo de nuevos valores. Después
de 4 años de bipartidismo volvió el PP en 2008 pero coincidió con el inicio de
la crisis. Volviendo al tema de la mesa redonda, afirmó que las relaciones con
la administración son cordiales en la actualidad, “desde la Academia hemos
conseguido una relación cordial, nos tratamos de tu a tu, nos entendemos,
valoran el trabajo que hacemos los profesionales pero siempre dicen lo mismo,
no hay dinero, pero muchas veces no es dinero lo que más pedimos”. Lamentó que
quizás lo que no hay, por parte de la administración, es el interés que había
en su día por el audiovisual como sector estratégico en cuanto a lo que podía
aportar como talento y creatividad.
Ana Arrieta, dada su amplia relación laboral con distintas instituciones, pudo dar
una visión más global en este terreno. Reconoció que ha aprendida en su vida
laboral que hay dos perspectivas a la hora de ver el cine, el cine como
industria y el cine como talento, coincidiendo así con Antonio Mourelos. Afirmó
que últimamente se habla mucho de cine unido a la industria, a la crisis, al
producto interior bruto (PIB), al trabajo, al paro, pero por otro lado hemos
estado hablando durante muchos años sobre la excepción cultural, el cine
francés, de nuestro patrimonio. Haciendo una reflexión, Ana llegó a la conclusión
de que el cine ni es una industria ni es talento. Consideró que hay que buscar
la parte importante del cine como industria pero tenemos que darnos cuenta que
nuestro cine es un cine especial, un cine de autor, un cine hecho por personas
que viven en un país, y cada uno tiene sus características pero es un cine, en
cierta manera parecido al cine francés, que es parte de nuestra cultura y de
nuestro patrimonio. Para ella, el cine es
un bien que hay que proteger, como se protege el patrimonio arquitectónico. Por
otro lado, al margen de las relaciones existentes entre las instituciones y las
administraciones de gobierno, opinó que lo importante es también la unión entre
las distintas instituciones, entre las academias y las escuelas como la ESCAC o
la ECAM, que son las escuelas oficiales que tiene España. Es muy importante la
idea que se de a los futuros cineastas, el enfoque del cine, el enfoque de
nuestros valores, el enfoque de la industria, y sobre todo destacó aportar
otros valores como pueden ser el diálogo, la lucha. Manifestó su convencimiento
de que se pueden conseguir muchas cosas a través de la colaboración de las
distintas instituciones. La ECAM es patrono de la Academia y la ESCAC lo será
de otras; la academia es patrono de la ECAM y de la ESCAC. Insistió en que el
diálogo entre las distintas instituciones para ver hacia donde vamos es
importante. Recordó que cuando se hizo la ley de cine que ahora está vigente se
creó la plataforma del cine español que englobó a diferentes instituciones y
defendió no solo a las escuelas sino a las sociedades de gestión, entre otras.
Cuando hay un problema las distintas instituciones deben juntarse para que se
pueda poner sobre la mesa el apoyo al cine de todos no de un determinado sector
y que todos los representantes tengan cabida. Me parece muy interesante el
valor de las diferentes instituciones en el desarrollo del cine como industria y
como talento. Las administraciones ya sea estatal, autonómica o local, no solo
ayuda dando dinero, tienen una función importante de promoción del cine español
a través de ferias, de festivales y no tiene un coste de aportación económica. Aseguró
que “no todo es dar dinero”. Haciendo una mirada atrás, observó que todavía
estamos siguiendo la política de promoción de Pilar Miró, quien falleció hace
años afirmando que no se puede estancar uno en los mismos modelos.
Juanjo Caballero afirmó nada más iniciar su intervención que el cine es un
sector que no esta regulado, que no está sujeto a unos estándares oficiales. Manifestó
que el deber de las escuelas es formar un tipo de perfil profesional, formar
unos profesionales con unas competencias, con unos conocimientos, con unas
aptitudes que deben tratar de crear una simbiosis entre lo técnico y lo artístico
algo que debe dar pie a desarrollos de programas y planes de estudio que no
dejan de ser complejos de resolver, especialmente si se tiene en cuenta que se
trata de un entorno complicado como es el sector audiovisual que debe hacer
frente a múltiples problemas que afectan al conjunto de la sociedad. Insistió
en que hay que conseguir que el cine sintonice con esa sociedad y que el deber
de las instituciones es conseguir brindar a la ciudadanía un cine en sintonía
con la realidad, lo que son las preocupaciones, las cuestiones que nos afectan
a todos y eso es algo que ha resultado difícil de concretar, de llevar acabo. Juanjo
explicó que la experiencia docente dentro de lo que es el panorama estatal, en
el ámbito cinematográfico, debe remontarse a la década de los años 40 cuando
surge el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC),
que luego se transformaría en lo que es la Escuela Oficial de Cine (EOC) donde
surge toda una generación de nuevos talentos, de gente como Basilio Martín
Patino, Manolo Summers o José Luis Borau, que significaron un recambio
generacional, una nueva apuesta de entender el cine que estuvo en sintonía con
lo que era la producción cinematográfica que se desarrolló en los años 60 y la
década de los 70 y de la que el cine español se nutrió por espacio de varias décadas.
Eso fue un relevo que tuvo un legado que de alguna manera quedó un tanto
aparcado. La EOC fue clausurada justo a la finalización del franquismo, al
inicio de la propia transición democrática española y se abrió todo un lapso de
tiempo en el que la formación cinematográfica estuvo muy vinculada en lo que
entonces eran las facultades de Ciencias de la información, de las humanidades.
El Estado español estuvo huérfano de una formación técnico-artística de un nivel
superior que pudiera asumir el reto de estar en condiciones de generar todo ese
colectivo de profesionales que pudiera tomar el relevo de lo que había sido la
producción cinematográfica de las décadas precedentes. En el contexto de la
década de los 80 hizo notar que surgieron distintas iniciativas dentro del
ámbito de la formación profesional, por ejemplo el propio Colegio Calasanz
lideró todo un proyecto que llevó al surgimiento de una rama de imagen y sonido
dentro de lo que entonces era la formación
profesional de segundo grado que es el equivalente a técnicos. Partiendo
de ese fermento, fue germinando la idea de desarrollar una escuela superior de
cinematografía vinculada a una institución universitaria como es la Universidad
de Barcelona que gracias a la invitación del entonces rector Josep Maria
Bricall y también de las instituciones como el propio servicio de
cinematografía y el Doctor Miquel Porter i Moix se pusieran los pilares para
sacar adelante el proyecto de la constitución de la Escola Superior de Cinema i
d’Audiovisuals de Catalunya, la ESCAC, eso fue en 1994, un año más tarde se
incorpora la ECAM y a raíz de eso hemos seguido un poco cada uno al amparo de
los que lo hicieron posible, la ECAM de la Academia, y la ESCAC de las
instituciones que le ampararon como la UB o la propia Escoles Pias donde tuvo su origen. A partir de entonces
ambas escuelas han tratado de desarrollar una tarea formativa que tiene
básicamente por objeto generar una nueva hormada de profesionales, no sólo de
directores sino de otras competencias que permitan que sea posible el plantear
la apertura de un nuevo horizonte en el panorama cinematográfico al menos en
términos creativos, profesionales. Todo esto nos lleva a tratar de desarrollar
programas, iniciativas que no se conformen tan solo con tirar adelante o
propiciar el desarrollo de cortometrajes sino también en buena medida hacer
posible uno de los cometidos básicos de cualquier escuela de cine ser la
plataforma que propicie que los alumnos estén en condiciones de presentarse
ante el sector. J.A. Bayona, Guillermo Morales, Mar Coll son un ejemplo del recambio
generacional, de la capacidad de la Escuela de poner un grupo de nuevos
valores. Estamos haciendo frente como escuela, como sector y en términos
culturales, en términos de país, del catalán y del Estado. Estamos en un
momento especialmente delicado en el que nos enfrentamos a un momento de
inflexión, en el que hay que ver de que forma todo acaba reajustándose para
conseguir hacer viable un nuevo modelo de cine, una nueva forma de entender el
sector y hacer posible que ese cine español o catalán pueda continuar
desarrollándose y que la ciudadanía española o catalana, pueda continuar
disfrutando del derecho de tener a su alcance aquello que desean poner de
manifiesto cineastas que se han formado, que forman parte del tejido cultural
propio del país.
Visita a la sede de la Acadèmia del Cinema Català
Visita a la delegación en Barcelona de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España al frente de la cual se encuentra Clara Agustí
Ana Arrieta y Antonio Mourelos visitando la exposición "Fa molt de temps...l'odissea del cinema" en las Arenas de Barcelona.
Visita a uno de los locales de la Colección Josep M. Queraltó
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.