martes, 21 de noviembre de 2017

Homenaje a los Estudios Balcázar y a Esplugas City



La presidenta de la Acadèmia del Cinema Català, Isona Passola, acompañada de la alcaldesa de Esplugues, Pilar Díaz, y el diputado de cultura de la Diputación de Barcelona, Juanjo Puigcorbé, descubrieron, el pasado 17 de noviembre de 2017, una placa conmemorativa de los terrenos que ocupaban los Estudios Balcázar y Esplugas City en el Parque de las Esplugues de Esplugues de Llobregat, referentes de la industria cinematográfica durante las décadas de los sesenta y setenta y de una etapa de la historia del western.

A continuación, se hizo un pase especial del proyecto de documental "Good Bye Ringo" de Pedro Marzo en el Casal de Cultura Robert Brillas con la asistencia de parte del equipo e invitados especiales que participaron en una mesa redonda más tarde: Esteve Riambau (director de la Filmoteca de Cataluña), Paco Marín (director de fotografía), Alberto Gadea (jefe de especialistas) y Margarita Bernet (montadora). También asistieron miembros de la Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó.

Barcelona fue perdiendo gran parte de sus estudios cinematográficos durante el período de postguerra (Lepanto, Diagonal, Kinefón, Trilla u Orphea Film, entre otros). En 1964 los hermanos Balcázar, fundadores de Producciones Cinematográficas Balcázar (1951) y la distribuidora Filmax (1955), crearon en Esplugues de Llobregat unos estudios de producción y doblaje con cinco platós, uno de insonorizado y uno con piscina de rodaje, así como instalaciones para la toma de sonido y salas de montaje y de proyección. En estos escenarios se rodaron decenas de películas de la productora Balcázar. Se doblaron, entre otros, ‘Espartaco y los diez gladiadores’ (1965) o ‘Un hombre llamado Caballo’ (1970). Sólo en 1973, por ejemplo, doblaron en ella más de 80 títulos. En estos escenarios se rodaron películas como 'Once pares de botas' (1954), de Rovira Beleta; 'Relato policíaco' (1954), de Antonio Isasi-Isasmendi; 'Yo maté' (1957), de Josep Maria Forn; ‘El tigre se perfuma con dinamita’ (1965) de Claude Chabrol o ‘El yankee’ (1966), de Tinto Brass. Entre algunos títulos emblemáticos que fueron concebidos parcial o totalmente allí se encuentran 'La piel quemada' (1967), de Josep Maria Forn; 'Mañana será otro día' (1967), de Jaime Camino; 'Dante no es únicamente severo' (1967), de Jacinto Esteva y Joaquim Jordà; 'Tuset Street' (1968), de Jorge Grau y Luis Marquina o 'Nocturno 29' (1968), de Pere Portabella. El estudio de doblaje también fue muy importante e inició su labor en 1965 bajo la dirección de Antonio Santillán. Por otra parte, y después de darse cuenta de la necesidad de un espacio donde rodar los exteriores, se construyó un poblado del oeste americano conocido como Esplugas City. Este espacio buscaba dar salida a la demanda española e italiana del género conocido como espagueti-westerns.

El arquitecto encargado del proyecto fue Juan Alberto Soler, prestigioso director artístico de la época. El poblado ocupaba 9.427 metros cuadrados y tenía tres calles y unas 40 casas distribuidas temáticamente: las de madera del oeste minera, las de piedra de los poblados prósperos y las mexicanas. También estaba el saloon, el despacho del sheriff, la barbería, el almacén, el banco y la iglesia. La mayoría de estos edificios eran corpóreos, aunque otros sólo tenían construida la fachada y no había nada en el interior.


Esplugas City sirvió como escenario de setenta filmes de producción tanto europea como norteamericana a lo largo de nueve años. Destacan títulos como ‘Pistoleros de Arizona’ (1965), ‘Una pistola para Ringo’ (1965), ‘Crónica de un atraco’ (1968) y ‘El más fabuloso golpe del Far West’ (1970). El último filme rodado fue ‘Le llamaban Calamidad’ (1972), una parodia de ‘Le llamaban Trinidad’. Durante el rodaje el poblado fue dinamitado e incendiado de verdad, haciendo coincidir el final de ficción con el final real.










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