domingo, 24 de julio de 2016

Excelente acogida del curso “Cine: desde los orígenes hasta la Guerra Civil Española”, en "Els Juliols" de la Universidad de Barcelona



Por primera vez, la Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó patrocinó una semana -del 4 al 8 de julio-de los cursos de verano de la Universidad de Barcelona (UB) celebrado del 4 al 22 de julio. Titulado “Cine: desde los orígenes hasta la Guerra Civil Española”, este curso planteó una reflexión sobre la contribución del cine a la representación de la memoria histórica en dos momentos claves de la historia del séptimo arte: los inicios y el período de la Guerra Civil Española, ochenta años después.
Las ponencias que se presentaron fueron:
1. ¿El cine es una herramienta válida para aprender historia? Por Josep Maria Caparrós Lera, catedrático emérito de Historia Contemporánea y Cine de la Universidad de Barcelona.
2. La memoria histórica y el discurso fílmico, por Francesc Sánchez Barba, profesor asociado de Historia Contemporánea de la Universidad de Barcelona y director adjunto del Centre d’Investigacions Film-Història
3. La experiencia mágica del cine, por Jordi S. Bonet, vicepresidente de la Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó.
4. Arquitectura de la cinematografía, por Josep M. Queraltó, presidente de la Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó.
5. La Guerra Civil española, 80 años después, por Andreu Mayayo, catedrático de Historia Contemporánea y vicedecano de la Facultad de Geografía e Historia.
6. Testimonio de un tiempo: Joan Mariné, una vida al servicio del cine, por Joan Mariné, director de fotografía y restaurador fílmico.
7. La Guerra Civil Española a través del cine, por Magí Crusells, profesor asociado de Historia Contemporánea y director del Centre d’Investigacions Film-Història.

¿El cine es una herramienta válida para aprender historia?
Interesante ponencia que siguieron muy atentamente los asistentes al curso. El ponente, el Dr. Josep Maria Caparrós, ofreció su visión personal favorable a la pregunta formulada y acompañado de argumentos que la refrendaba.  La importancia del cine en el ámbito historiográfico, recordó que fue defendida en 1974 ante la UNESCO por Martin A. Jackson (cofundador de una de las instituciones estadounidenses que mejor ha defendido el papel del cine dentro de la Historia, The Historians Film Committee): “Es imposible comprender la sociedad contemporánea sin referirse a los filmes que se han venido realizando desde hace 70 años. El cine, y no debemos cansarnos de repetirlo, es una parte integrante del mundo moderno. Aquel que se niegue a reconocerle su lugar y su sentido en la vida de la humanidad privará a la Historia de una de sus dimensiones, y se arriesgará a malinterpretar por completo los sentimientos y los actos de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.”
Caparrós apoyó su tesis con el ejemplo dos clásicos del séptimo arte “El nacimiento de una nación” de Griffith, y “El gran dictador”, de Charles Chaplin.
Más aportaciones a su discurso fueron las opiniones de historiadores y destacadas personalidades vinculadas al cine: Peter Burke, historiador especializado en la historia social y cultural de la primera Edad Moderna en Europa y estudioso de la historia social del conocimiento: “Dada la importancia que tienen la mano sujeta a la cámara, y el ojo y el cerebro que la dirigen, convendría hablar del realizador cinematográfico como historiador (…)”; Thomas A. Edison, empresario e inventor norteamericano: “Estoy gastando más de lo que tengo para conseguir un conjunto de 6.000 películas, a fin de enseñar a las 19 millones de alumnos de las escuelas estadounidenses a prescindir completamente de los libros”; David W. Griffith, director de cine: “Llegará un momento en el que a los niños en las escuelas se les enseñe prácticamente todo a través de películas. Nunca más se verán obligados a leer libros de Historia”; Boleslas Matuszewski, polaco considerado como el gran precursor del cine y del documental, afirmó en el diario Le Figaro en 1898, recién nacido el cine: “esta simple cinta de celuloide impresa constituye no solo una prueba de la historia sino un fragmento de historia en sí misma”; el historiador francés Marc Ferro afirmó en 1975: cada film tiene un valor como documento, no importa del tipo que sea (...). El cine, sobre todo el de ficción, abre una vía real hacia zonas socio-psicológicas e históricas nunca abordadas por el análisis de los documentos”; Shlomo Sand, historiador israelí, aseguró en 2004: “los historiadores, a pesar de todas las dificultades que ello pueda entrañar, tienen que estar atentos a los relatos del pasado que realizan el cine y la televisión, e integrarlos en las discusiones y en los programas de estudios”; y Robert A. Rosenstone, autor e historiador norteamericano, manifestó en 1995: “Ha llegado el momento en que el historiador debe aceptar el cine histórico como un nuevo tipo de historia, que, como toda historia, tiene sus propios límites. Por ofrecer un relato diferente al de la historia escrita, al cine no se le puede juzgar con los mismos criterios. La historia que cuenta el cine se coloca junto a la historia oral y a la historia escrita”.
Josep Maria Caparrós, inspirado por los trabajos de Ángel Luis Hueso, considerado por muchos el pionero en nuestro país en introducir los estudios que relacionan el cine y la historia, y con la ayuda de Rafael de España, introdujo el cine como
fuente histórica en la universidad de Barcelona; de forma paulatina se creó, en 1983, el Centro de Investigaciones Film-Història, y en 1989 introdujo una sección de cine dentro del departamento de historia contemporánea de la Universidad de Barcelona gracias al
cual se comenzó a impartir la asignatura ‘Historia contemporánea y cine’. A través
de esta asignatura y de la creación de la revista “Film-Història”, editada desde
1991, Josep Maria Caparrós se ha encargado de divulgar el valor del cine como
fuente histórica y herramienta didáctica. Su ejemplo ha servido a otros para
impulsar el valor del cine y su aplicación educativa, entre los que cabe citar a Esteve
Rimbau, Joaquín Romaguera, José Enrique Monterde, José Luis Sánchez Noriega
y Tomás Valero Martínez, creador del sitio web ‘CineHistoria.com’.



La memoria histórica y el discurso fílmico
Francesc Sánchez Barba hizo una ilustrativa conferencia sobre la visión de la Guerra Civil Española desde la muerte del dictador y como se ha tratado la figura de Franco a través de las películas documentales antitéticas “Franco, ese hombre” (1964) de José Luis Sáenz de Heredia, y “Caudillo” (1975) de Basilio Martín Patino. Además de llevar al exilio buena parte de los profesionales que habían hecho de Barcelona la capital cinematográfica de la Península Ibérica desde los primeros pasos del séptimo arte hasta entonces, la represión franquista recayó sobre muchos cineastas que decidieron quedarse en Cataluña después del conflicto.
Francesc Sánchez Barba distingue en la relación Cine y Memoria 4 niveles: la conceptualización, los espacios e instituciones, la celebración de congresos, la disponibilidad del séptimo arte y dos ejemplos como son los exilios y las migraciones.
Basándose en la obra del francés Paul Ricoeur (Valence, 1913), uno de los exponentes máximos de la filosofía hermenéutica europea que tiene como uno de los ejes de su teoría la reelaboración del texto por parte del lector, Francesc Sánchez analiza la construcción de la identidad colectiva sobre la representación común del pasado -es decir la memoria- como una de las dimensiones y uno de los rasgos distintivos fundamentales de la identidad nacional. Paul Ricoeur postula una política de la justa memoria, a raíz de las manipulaciones y abusos a los que la memoria se ha visto sometida, bien sea por parte de las ideologías que imponen el olvido, o de las conmemoraciones forzadas que imponen el recuerdo.
Hizo referencia a la exposición “Cinema en temps de guerra exili i repressió 1936-1975” y el IV Congreso Internacional de Memoria Historica y Cine Documental que se celebró los días 3,4 y 5 de septiembre de 2014. Con motivo del 75 aniversario del estallido de la Guerra Civil española (1936-1939), la Universidad de Barcelona lo conmemoró con una exposición, comisariada por Josep Maria Caparrós y Magí Crusells. Esta exposición, que estuvo en el Espacio Memorial Democrático desde septiembre hasta diciembre de 2010, mostraba al público la efervescencia cinematográfica que vivió Cataluña durante la Guerra Civil, y documentaba las consecuencias que tuvieron en el campo del cine la derrota de la Segunda República, el exilio y la represión posteriores. Se exponían documentos inéditos de la represión, como, por ejemplo, fichas elaboradas por entes estatales como la Delegación del Estado para la Recuperación de Documentación del Ministerio de la Gobernación y Expedientes Militares o el Tribunal Especial de la Represión contra la Masonería y el Comunismo. Algunos de los hechos que se exponían son más o menos conocidos por el público: la colectivización de las salas de cine por los sindicatos o la labor del Comisariado de Propaganda de la Generalidad de Cataluña a través de Laya Films, por ejemplo. Otros fueron rescatados del olvido, especialmente las vicisitudes biográficas de profesionales del cine obligados al exilio o represaliados.
Francesc Sánchez Barba hizo referencia a la batalla del Ebro, determinante en la Guerra Civil Española. Durante 115 días las mejores unidades de los ejércitos republicano y franquista se enfrentaron por las sierras y campos de la Terra Alta y la Ribera d’Ebre siendo la batalla más dura, sangrienta y decisiva de toda la guerra. La batalla arruinó los pueblos y campos que fueron su escenario, dejando un balance de 120.000 bajas entre ambos ejércitos: 30.000 muertos, 75.000 heridos y 15.000 prisioneros.
Se han creado instituciones y museos para preservar la memoria histórica pensando en un futuro mejor. En Cataluña se creó el Memorial Democràtic, una institución pública que tiene por misión la recuperación, la conmemoración y el fomento de la memoria democrática en Cataluña (1931-1980), en concreto la Segunda República, la Generalitat republicana, la Guerra Civil y las víctimas por motivos ideológicos, de conciencia , religiosos o sociales, así como la represión a personas y colectivos por parte de la dictadura franquista -incluyendo la lengua y la cultura catalanas-, el exilio y la deportación. El Memorial Democrático rememora la lucha antifranquista y la transición a la democracia hasta las primeras elecciones al Parlamento de Cataluña. Pone en el centro de su actividad la dignidad de la persona, los valores democráticos y el respeto por los derechos humanos, para que la barbarie no se vuelva a repetir ni aquí ni en ninguna parte.
Otra entidad que destacó fue el Museo de historia de la inmigración de Cataluña (MhiC) inaugurado el 20 de noviembre de 2004 en la Masia de Can Serra, en San Adrià de Besòs, iniciativa que comprende una exposición permanente dividida en tres ámbitos, una sala de exposiciones temporales y un centro de documentación que se gestiona como un centro de recursos atendiendo las consultas vía e-mail. Asimismo, el espacio expositivo tiene una programación anual que trabaja la temática migratoria y el diálogo intercultural.
El Museo Memorial del Exilio (MUME) es un espacio para la memoria, la historia y la reflexión crítica. Es un centro de interpretación que recuerda los exilios provocados por la Guerra Civil en España y en Cataluña. Sobre todo, el exilio de los vencidos en aquella contienda indisolublemente ligada a la Europa del ascenso de los totalitarismos y que fue el preludio de la Segunda Guerra Mundial. Muchos de los hombres y mujeres exiliados en 1939 continuaron luchando por la libertad desde las filas de la Resistencia francesa y también desde otros frentes de guerra de la Europa ocupada por el fascismo. Sin embargo, unos cuantos miles fueron enviados a los campos de concentración nazis en un viaje que, para la mayoría, fue sólo de ida. Otros regresaron, de grado o por fuerza, a la España de Franco donde sufrieron persecución, prisión y muerte y, todos ellos, la tortura del silencio impuesto, del exilio interior. Muchos de ellos tuvieron que buscar asilo a miles de kilómetros, en tierras europeas, americanas o africanas.
Situado en el mismo paso fronterizo por donde huyó la mayor parte de los exiliados, el MUME compagina las funciones museísticas, a través de la muestra permanente y las exposiciones temporales, con las de investigación histórica y de difusión pedagógica. Siempre con una mirada amplia que vincula el pasado con el presente, porque los conflictos que provocan exilios han sido una constante en la historia del siglo XX y siguen siéndolo hoy en día.



La magia del cine y arquitectura de la cinematografía
Jordi S. Bonet y Josep M. Queraltó se repartieron la primera parte de la sesión que se celebró el 5 de julio. Bonet introdujo a los asistentes a los inicios del cine, ayudado de imágenes y filmaciones, que mostraban espectáculos y juegos que buscaban el movimiento como las pinturas rupestres o las sombras chinescas, de Java o europeas y los diferentes inventos que llevaron a la primera cámara de cine, el cinematógrafo de los hermanos Lumière tales como el zootropo, el praxinoscopio, el invento de la fotografía, la kinora y el celuloide.
Josep M. Queraltó sorprendió a los asistentes con una clase magistral sobre la arquitectura de una sala de cine, explicó, ayudado de esquemas muy detallados, sobre las diferentes partes que constituyen la misma: las características de una pantalla, los diferentes sistemas de sonido, número de altavoces que se utilizan, la disposición de las butacas, la cabina de proyección y los aparatos que se utilizan.
La segunda parte de la sesión consistió en la proyección de la película documental “JMQ, en busca de un sueño”, dirigida por Antoni Verdaguer, producida por la Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó y AMC. El documental muestra, a lo largo de 88 minutos, la figura de Josep Maria Queraltó, la parte humana, un hombre autodidacta nacido en un pueblo del interior de Cataluña, Vallbona de les Monges (Lérida), durante la Guerra Civil Española, que desde su juventud se siente atraído por la técnica del cine, la de las salas de exhibición, y que ya en edad adulta crea una empresa (Kelonik) dedicada al suministro de material cinematográfico que realiza el 80 por ciento de las multisalas en toda España y actualmente ha entrado en mercados internacionales como Rusia y Brasil. A través de parte de su colección y filmaciones en diferentes escenarios (Barcelona, Madrid, Vallbona de les Monges, Lyon, Paris, etc.), el documental hace un recorrido por las diferentes etapas de la evolución técnica del cine, con entrevistas a más de 30 figuras notables del mundo del cine, entre ellos Isona Passola, Esteve Riambau, Yvonne Blake, Juan Mariné, Ana Arrieta, Tomàs Pladevall, Laurent Mannoni, Constantin Costa Gavras, Josep M. Aragonés, Josep Maixenchs, Jean-Claude Seguin, Lourdes Cirlot, Josep Maria Caparrós, Emilio Gutiérrez Caba, José Batlle, Josep Fiestas, Camilo Tarrazón y Antoni Vilacasas. El documental cuenta con una banda de música original compuesta por Alfred Tapscott y grabada por la Sinfónica de Sofía en Bulgaria y mezclada en Los Ángeles.




 La Guerra Civil española, 80 años después
En su ponencia, titulada "La Guerra Civil española, 80 años después", Andreu Mayayo hizo una retrospectiva de cómo el conflicto bélico fratricida había incidido en la sociedad española desde la Transición democrática hasta la actualidad. Empezó, en la primera parte, haciendo una referencia al reciente conflicto en Tortosa, en el que los ciudadanos votaron a favor de mantener el monumento alegórico a la batalla del Ebro en el río, en contra de la ley de la Memoria Histórica, para ir retrocediendo con la polémica retirada de estatuas ecuestres de Franco, en Santander y Valencia, que generaron disparidad de opiniones entre los ciudadanos. Todo ello ilustrado con documentales.
En la segunda parte de su conferencia, se centró en la figura del dictador, realzada en la película "Franco, ese hombre" (1964), dirigida por José Luis Sáenz de Heredia -primo hermano de José Antonio Primo de Rivera-, con motivo de los llamados 25 años de Paz, y la réplica que hizo Basilio Martín Patino, con el largometraje "Caudillo" (1975), estrenada en 1977, después de la muerte de Franco. Proyectó secuencias de estos dos documentales antagónicos, realizadas en épocas y contextos diferentes.
En su conferencia quedó de manifiesto que las heridas de la Guerra Civil española aún no están cicatrizadas, después de 80 años.



Testimonio de un tiempo: Joan Mariné, una vida al servicio del cine
El curso tuvo un ponente de excepción, Juan Mariné, director de fotografía con un largo currículum, con 130 películas en su haber y todavía afortunadamente en activo desarrollando una importante labor como restaurador fílmico. Testigo de una época que marcó la historia de España, su ponencia consistió en explicar el tiempo que le tocó vivir, con sus experiencias, anécdotas y recuerdos.
A los catorce años se inició en el mundo del cine como auxiliar de cámara, en la productora Eos Films, de la que sus padres eran accionistas; de allí pasó a trabajar con Laya Films durante la Guerra Civil. Al final de la guerra recuperó su antiguo lugar en Barcelona hasta que, en 1947, se trasladó a Madrid, montó su propio estudio fotográfico y comenzó a trabajar como director de fotografía.
A lo largo de su dilatada carrera profesional ha trabajado con los directores cinematográficos españoles más importantes; en colaboración con Antonio del Amo hizo películas como “Noventa minutos” (1949), “Alas de juventud” (1949) y “Día tras día” (1951), además de las protagonizadas por Joselito, como “Saeta del ruiseñor” (1957) y “El ruiseñor de las cumbres” (1958). Con José María Forqué hizo, entre una larga lista, “Niebla y sol” (1951), “091, policía al habla” (1960), “Usted puede ser un asesino” (1961), “Accidente 703” (1962), “El juego de la verdad” (1963), “Vacaciones por Yvette” (1964) y “Un millón en la basura” (1966). Asimismo, estuvo a las órdenes de Manuel Mur Oti en “Orgullo” (1955), “El batallón de las sombras” (1956) y “Duelo en la cañada” (1959). Otras de las figuras de la escena española con las que trabajó fue Pedro Lázaga, especialmente en el género de la comedia, algunas de las más famosas de la veintena que hicieron fueron “La ciudad no es para mí” (1965) y “hasta al dinero tiene miedo” (1970); con Pedro Masó, realizó “Experiencia prematrimonial” (1972), “Una chica y un señor” (1973) y “Un hombre como los otros” (1974) y, finalmente, con Juan Piquer, hizo sus últimas películas: “Mil gritos tiene la noche” (1982) y “Muerte viscosa” -también conocida por “Slugs”- (1987).
La segunda parte de su clase consistió en la proyección del documental Cinema en temps de guerra (Bartomeu Vilà, 2014), que se pre estrenó el 5 de septiembre de 2014 en la Filmoteca de Cataluña, en el marco del IV Congreso Internacional de Memoria Histórica y Cine Documental organizado por la Universidad de Barcelona.
La producción cinematográfica en Cataluña no se detuvo durante la Guerra Civil Española. Los diferentes partidos y sindicatos y la propia Generalitat plasmaron, en documentales y películas de ficción, una combinación de propaganda y creatividad ante la sublevación fascista. Juan Mariné, participó en la producción de muchos de estos filmes. “Cinema en temps de guerra” muestra las vivencias de Mariné, en ese período convulso, testigo de excepción de un momento de la historia del cine que se hacía en Cataluña que, a pesar de la precariedad económica, la falta de medios y las difíciles circunstancias internacionales, se caracterizó por su alta producción y su innovación en las formas y los contenidos. El film, que ha contado con la colaboración del Centre d’Investigacions Film-Història de la Universidad de Barcelona y del Memorial Democrático, hace un recorrido por la producción cinematográfica en Cataluña en los años de la Guerra Civil. Incluye fragmentos de más de 40 películas, entre ellos, algunos inéditos, recientemente descubiertos, como el de “Paquete, el fotógrafo número uno”, film protagonizado por los entonces jóvenes y desconocidos actores Mary Santpere y Paco Martínez Soria y en el que participó.
El documental quiere rescatar del olvido a sus autores y sus películas, contribuyendo así a la recuperación de la memoria histórica de un cine que fue intencionadamente apartado y olvidado. Juan Mariné -el último superviviente del equipo de Laya Films, la productora de la Generalitat republicana- ha sido el encargado de la restauración de gran parte del material fílmico realizado durante los años de la guerra.



La Guerra Civil Española a través del cine
Magí Crusells, coordinador del curso, presentó una ponencia muy ilustrativa sobre la producción cinematográfica que se realizó durante la guerra civil y el franquismo y la censura que se practicaba en los títulos y carteles publicitarios de las películas que llegaban de fuera, sobre todo de Hollywood, a España. Explicó, por ejemplo, la modificación que la censura de entonces hizo en el cartel publicitario del documental “Estrellas de ayer”, en el que aparecían destacadas figuras del cine mudo, entre ellas Charles Chaplin, pero que, en España, se le hizo desaparecer, ya que por esa época había dirigido e interpretado “El gran dictador”. 
Durante su ponencia proyectó fragmentos de documentales que reproducen la evolución del conflicto español, entre otros, “Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona” (1936); “Frente de Vizcaya” (1937); “Jornadas de victoria. Teruel” (1938) y “Refuge” (1939).




El último día, la Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó hizo el nombramiento de Patrono de Honor a Josep Maria Caparrós. El acto contó con la presencia de la Dra. Lourdes Cirlot, catedrática de Historia del Arte y vicerrectora de Relaciones Institucionales y Cultura de la Universidad de Barcelona.




Un grupo de alumnos que recibieron las primeras becas otorgadas por la Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó en este curso de cine de "Els juliols" de la UB. 

Josep M. Queraltó hizo entrega, en presencia de la Dra. Lourdes Cirlot y Juan Mariné, el diploma que acredita al Dr. Josep M. Caparrós como Patrono de Honor de la Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó




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