La
presidenta de la Acadèmia del Cinema Català, Isona Passola, acompañada de la
alcaldesa de Esplugues, Pilar Díaz, y el diputado de cultura de la Diputación
de Barcelona, Juanjo Puigcorbé, descubrieron, el pasado 17 de noviembre de
2017, una placa conmemorativa de los terrenos que ocupaban los Estudios
Balcázar y Esplugas City en el Parque de las Esplugues de Esplugues de
Llobregat, referentes de la industria cinematográfica durante las décadas de
los sesenta y setenta y de una etapa de la historia del western.
A
continuación, se hizo un pase especial del proyecto de documental "Good
Bye Ringo" de Pedro Marzo en el Casal de Cultura Robert Brillas con la
asistencia de parte del equipo e invitados especiales que participaron en una
mesa redonda más tarde: Esteve Riambau (director de la Filmoteca de Cataluña),
Paco Marín (director de fotografía), Alberto Gadea (jefe de especialistas) y Margarita
Bernet (montadora). También asistieron miembros de la Fundación Aula de Cine
Colección Josep M. Queraltó.
Barcelona fue perdiendo gran parte de sus estudios
cinematográficos durante el período de postguerra (Lepanto, Diagonal, Kinefón, Trilla u Orphea Film, entre
otros). En 1964 los hermanos Balcázar, fundadores de Producciones
Cinematográficas Balcázar (1951) y la distribuidora Filmax (1955), crearon en
Esplugues de Llobregat unos estudios de producción y doblaje con cinco platós, uno
de insonorizado y uno con piscina de rodaje, así como instalaciones para la
toma de sonido y salas de montaje y de proyección. En estos escenarios se
rodaron decenas de películas de la productora Balcázar. Se doblaron, entre
otros, ‘Espartaco y los diez gladiadores’ (1965) o ‘Un hombre llamado Caballo’
(1970). Sólo en 1973, por ejemplo, doblaron en ella más de 80 títulos. En estos
escenarios se rodaron películas como 'Once pares de botas' (1954), de Rovira
Beleta; 'Relato policíaco' (1954), de Antonio Isasi-Isasmendi; 'Yo maté'
(1957), de Josep Maria Forn; ‘El tigre se perfuma con dinamita’ (1965) de
Claude Chabrol o ‘El yankee’ (1966), de Tinto Brass. Entre algunos títulos emblemáticos que fueron concebidos parcial o
totalmente allí se encuentran 'La piel quemada' (1967), de Josep Maria Forn; 'Mañana
será otro día' (1967), de Jaime Camino; 'Dante no es únicamente severo' (1967),
de Jacinto Esteva y Joaquim Jordà; 'Tuset Street' (1968), de Jorge Grau y Luis
Marquina o 'Nocturno 29' (1968), de Pere Portabella. El estudio de doblaje
también fue muy importante e inició su labor en 1965 bajo la dirección de
Antonio Santillán. Por otra parte, y después de darse cuenta de la necesidad de
un espacio donde rodar los exteriores, se construyó un poblado del oeste
americano conocido como Esplugas City. Este espacio buscaba dar salida a la
demanda española e italiana del género conocido como espagueti-westerns.
El
arquitecto encargado del proyecto fue Juan Alberto Soler, prestigioso director
artístico de la época. El poblado ocupaba 9.427 metros cuadrados y tenía tres
calles y unas 40 casas distribuidas temáticamente: las de madera del oeste
minera, las de piedra de los poblados prósperos y las mexicanas. También estaba
el saloon, el despacho del sheriff, la barbería, el almacén, el banco y la
iglesia. La mayoría de estos edificios eran corpóreos, aunque otros sólo tenían
construida la fachada y no había nada en el interior.
Esplugas
City sirvió como escenario de setenta filmes de producción tanto europea como
norteamericana a lo largo de nueve años. Destacan títulos como ‘Pistoleros de
Arizona’ (1965), ‘Una pistola para Ringo’ (1965), ‘Crónica de un atraco’ (1968)
y ‘El más fabuloso golpe del Far West’ (1970). El último filme rodado fue ‘Le
llamaban Calamidad’ (1972), una parodia de ‘Le llamaban Trinidad’. Durante el
rodaje el poblado fue dinamitado e incendiado de verdad, haciendo coincidir el
final de ficción con el final real.
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