La
Acadèmia del Cinema Català y la Academia de las Artes y las Ciencias
Cinematográficas de España volvieron a hermanarse el pasado 12 de septiembre
para rendir un homenaje cruzado en Barcelona y Madrid a los profesionales que
han sido reconocidos con sus premios honoríficos: Tomàs Pladevall, Gaudí
d'Honor - Miquel Porter 2022, y José Sacristán, Goya de Honor 2022.
En Barcelona el homenaje se dividió en dos actos, el primero al medio día en el que el intérprete y director de Chinchón fue entrevistado por el actor David Verdaguer en la Antigua Fábrica Estrella Damm de Barcelona. Al finalizar, hubo un encuentro informal con los miembros de la Academia. Miembros de la Fundación Aula de Cine Colección Josep M. Queraltó asistieron al acto.
El segundo acto, ya entrada la tarde, consistió en la proyección de una película elegida por José Sacristán en la Filmoteca de Cataluña seguida de un coloquio. La película elegida fue “El muerto y ser feliz”, de Javier Rebollo que le valió el Goya al Mejor Actor Protagonista a Sacristán. Esta sesión especial contó con la presentación de Judith Colell, presidenta de la Academia catalana; Susi Sánchez, vicepresidenta segunda de la Academia de Cine; Esteve Riambau, director de la Filmoteca; y el homenajeado.
José Sacristán, que fue uno de los fundadores de la Academia hace 36 años, está representando estos días, y hasta el 2 de octubre, en el teatro Romea de la Ciudad Condal ‘Señora de rojo sobre fondo gris’, una obra basada en la novela de Miguel Delibes.
Tomàs Pladevall, uno de los directores de fotografía más veteranos del cine español, no pudo asistir presencialmente al homenaje que se le hizo en Madrid e intervino de forma telemática en una charla junto al presidente de la Academia, Fernando Méndez-Leite.
La película que escogió Pladevall fue “Tren de sombras”, de José Luis Guerín, un “homenaje al cine” rodado en Normandía, en el que el cineasta catalán reprodujo imágenes al estilo del cine casero de los años treinta. “Estudiamos cine amateur y conformé un decálogo: el cineasta amateur solo mira por el ojo derecho, nunca se agacha… toda una serie de tics que luego usamos. Muchas veces José Luis marcaba las pautas, pero me dejaba solo con los actores. Fue muy divertido”, explicó. El rodaje fue muy rápido, porque había poco presupuesto, pero el montaje fue muy largo, de un año. Sobre todo, porque no hay un solo trucaje digital, todos los procesos son fotoquímicos.
La Junta de la Academia catalana otorgó el galardón de honor a un director de fotografía por primera vez en la historia de los Premios Gaudí “porque creemos que ya es hora de reconocer las profesiones del cine que comparten autoría y que contribuyen de forma determinante a la creación del lenguaje cinematográfico. La dirección de fotografía es uno de los oficios que más incide en la construcción del universo único y propio de cada cineasta y Tomàs Pladevall, artista en mayúsculas, ha sido capaz de crear un mundo propio de luz para cada uno de los directores y directoras con quien ha trabajado, todos ellos grandes nombres de la historia del cine en nuestro país”.
En el acto celebrado en Madrid se encontraron dos míticos y veteranos maestros de la dirección fotográfica, Juan Mariné y José Luis Alcaine.
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